Ante la tristeza

Ante la tristeza

Bendito sea Dios que hizo la luz,
porque de esa luz yo me cuelgo
para ver el brillo de tus ojos...

Benditos tus ojos que deleitaban
cual sublime pieza de fina magia,
bendita tu voz que embelezaba
y provocaba el llenarme de gozo.

Bendito Dios que hizo el viento
porque en él escapan presurosas
mis palabras a tu encuentro.

Bendita tu mirada, no hay nada,
nada absolutamente más bello.

Bendito Dios sacándome del frío
para mandarme al infierno,
cuando tú dejas de mirarme
asi es de fuerte el dolor... y eterno.

Bendita seas tú mi amada,
que el llanto quede solamente
para los que tan lento esta noche
nos vamos muriendo.

Abraham C. C.